miércoles, 6 de diciembre de 2017

La fea burguesía, de Miguel Espinosa


Dijo Camilo:
─¿Has contemplado alguna vez la destrucción de un hombre?


Por fin le hinco el diente a este raro escritor de culto ─al menos entre algunos de mis buenos amigos, que me insistían en sus bondades literarias─. Y tenían razón, el estilo singularísimo de Espinosa me ha atrapado desde el primer momento y, aunque el mosaico de parejas que conforman su crítica del franquismo resulta ─para mi gusto─ un tanto reiterativa a la postre en el largo monólogo de Camilo, diplomático del Régimen, el planteamiento y su elaboración se resuelven, en todo caso, de un modo fascinante. Próxima parada de este mismo autor: Escuela de Mandarines.

Camina don Fulgencio por calles y plazas como yerro con permiso y flaqueza ambulante, siempre a punto de infracción; hace años que la esposa y los hijos le determinaron culpable. «No se apure usted, don Fulgencio, que el mundo resulta obra de la Divinidad, no de su persona» ─explicó un día Salvador Lanosa. Pero las palabras no lograron desterrar la presencia del terror.